Primer encuentro (Microrrelato)

Alicia me ha dicho que le gusto. Ha sido en el parque, hoy mismo, a media tarde. Y me lo ha soltado así, sin venir a cuento, mientras me miraba con esos ojos suyos grandes y negros. Creo que no le ha gustado que me marchara sin decir nada y continuara jugando al balón con el resto de los niños.

El LABERINTO del FAUNO (Guillermo del Toro, 2006)

Llevo sin aparecer por aquí más de una semana pero no quería dejar de escribir esta entrada antes de la entrega de los Oscar de esta noche-madrugada.
Supongo que a estas alturas todos vosotros habéis visto ya 'El laberinto del Fauno', de Guillermo del Toro, y que soy el último en darse cuenta de lo buena película que es.

He oído en alguna parte que esta era la mejor película fantástica desde 'Eduardo Manostijeras' y no puedo estar de acuerdo: para mí, ésta es superior al cuento de Burton (por otro lado, una de mis películas favoritas dentro de su filmografía) porque es capaz de mezclar el cuento de hadas con el mundo real, una muy cruda (y a veces hasta desagradable) historia de la posguerra civil española.

Más de 40 años absorbiendo fantástico en todas sus manifestaciones tienen que terminar notándose de alguna manera y del Toro demuestra que se pueden tener montones de referentes, tomar elementos de aquí y de allá (sobre todo 'Alicia en el País de las Maravillas', pero también 'El Principito', 'Dentro del Laberinto' o el mismo Burton por poner unos pocos ejemplos), y hacer una película totalmente propia y original.
Creo que el director mexicano puede estar muy orgulloso de todo su equipo (avalados por sus nominaciones y premios tanto en los Goya como en los Oscar), desde la dirección artística y los intérpretes (Sergi López, Alex Angulo, Maribel Verdú, el Fauno/Hombre Pálido Doug Jones...) pasando por la música y el maquillaje y terminando en la fotografía y los efectos especiales, por haber sabido trasladar lo que sólo habitaba en su cabeza a la pantalla de una manera tan maravillosa.

Del Toro y su Fauno, cara a cara.

Así que si aún hay algún despistado que no la haya visto y todavía esté dudando, aquí tiene el TRAILER y mi más absoluta y rendida recomendación (de las películas que he visto durante el 2006 y lo que llevamos de 2007 es la que más se merece los más de 6 euros que vale ahora una entrada) de que se olvide de que ya ha salido en video o de que puede descargársela de internet y que vaya a verla donde hay que ver las buenas películas para que sepan mejor: A UNA BUENA SALA DE CINE.


Y, aunque no la necesita porque méritos propios tiene de sobra, mucha suerte para la gala de esta noche.

Y el ganador del IV Premio Minotauro es...

Pues no lo sé.

A ver, en realidad sí lo sé porque acabo de llegar de la entrega del premio, pero me refería a que no tengo el gusto de conocer a la ganadora.

La novela que se ha llevado el galardón tenía por título "Analisa" y fue presentada por su autora bajo el seudónimo de Alejandra Kramer. Creo que la novela en realidad se llama "Gótica" pero no me preguntéis por el nombre real de la ganadora porque no me acuerdo. Para saberlo creo que deberéis esperar a que salga publicado en algún otro sitio.

Pero de lo que yo quería hablar ahora es de lo importante: la fiesta, la comida y la bolsa de los regalos que te dan a la salida, cortesía de la editorial Minotauro y una conocida marca de cafés.

De entrada, este año han cambiado el local donde se celebraba la entrega del premio: del 'Alegoría' de los últimos años, un local muy espacioso cerca de la Biblioteca Nacional decorado con terciopelo rojo, verjas de iglesia, cristos y hasta un barco a escala, hemos pasado a 'La posada de las ánimas', no tan recargado en su decoración como el otro pero en el que la principal queja es que hemos pasado apreturas, sobre todo en la lectura del fallo del jurado cuando los periodistas han empezado a coger posiciones para obtener fotografías del jurado y el ganador. También ha bajado mucho la calidad y el número de las camareras tras la barra, cosa que, si bien no tiene nada que ver con la escritura y los premios literarios, al menos entretiene la vista y te anima a terminar pronto la bebida para ir a por más a la barra.

A la hora de comer, las bandejas han sido más bien escasas y con unas raciones de tamaño mínimo. Tal vez sofisticadas raciones en algunos casos, pero mínimas en todos. De beber había barra libre siempre que no quisieras un cubata o un copazo. Los hay que han pedido dos copitas de champán (¿brindis por ser el día de los enamorados?), el resto nos hemos conformado con refrescos y cervezas.

Y a la salida, la bolsa de regalo: cinco paquetes de diferentes cafés (¡uno de ellos con cereales!) de la marca que patrocina el premio y un libro de Minotauro. Habiendo salido hace poco un saldo de libros de esta editorial me temía que repartieran alguno de éstos y que justo me tocara uno de los que me he comprado. Sin embargo, ha habido mucha suerte. En el caso de los libros vamos mejorando año a año: del 2005 en el que la bolsa no traía ningún libro de regalo pasamos al 2006 en el que en todas las bolsas encontrábamos 'El prestigio' de C. Priest para llegar al 2007 en el que cada bolsa traía, en el año del 25 aniversario de su muerte, ¡un libro de Dick diferente!

A mí casa se han venido 'Simulacra', previo cambio de bolsa gracias a la intervención de una amiga (gracias Lydia) porque en realidad me había tocado uno que he comprado hace poco de segunda mano ('Valis'), y 'Nuestros amigos de Frolik 8'. No he visto ningún otro título, pero había unos cuantos más que podían haber entrado como regalo en las bolsas.

Y si me disculpáis, ahora mismo me voy a dormir porque no me tengo en pie del sueño que tengo.


¡Hasta mañana!

Edición mañanera: Anoche, debido a que tenía los párpados a media asta, olvidé agradecer a David (Cyberdark) y a Inés (por parte de Sedice) las invitaciones que nos permitieron asistir a la entrega del premio.

Muchas gracias a ambos.

"Y yo también lo sé... ahora"

Si hace unos días me alegraba de que, por fin, un condenado por atropello (con resultado de muerte) y fuga fuera encarcelado tres años después, lo que he escuchado esta semana no sé si es para alegrarme o para echarme a llorar.

Cuatro años después de jurar y perjurar que en Irak había armas de destrucción masiva, cierto ex-presidente acaba de reconocer que, efectivamente, no las había... pero que eso lo sabe ahora. Y no sólo él. Según sus declaraciones "todo el mundo" pensaba que dichas armas existían.
Así, sin esforzarme en hacer memoria, se me ocurre que es fácil identificar a muchas de esas personas que pensaban como el ex-presidente. A saber, los inspectores de la ONU que prepararon los informes donde se decía que no las habían encontrado. O la gran multitud de españoles que se manifestaron contra la intervención española en la guerra del sr. Bush. Aunque tal vez ese "todo el mundo" al que se refiere sólo incluye a la gente que le ríe las gracias o que le aplaude declaraciones como éstas.

Después de pensarlo creo que es más para echarse a llorar. Sólo espero que no se haya lastimado al caer del caballo y ver la luz.

El País
El Mundo
La Vanguardia

Para ti no, que ya no eres joven

Después de cumplir años hace un par de semanas lo primero que me ha quedado claro es que la gente que ya había cambiado el 2 por el 3 estaba deseando que al resto también nos pasara. No sé, ¿tal vez son ganas de no sentirse tan mayores? ¡Si seguís siendo más mayores que yo! ¡No os dejéis engañar por un número!

Sin embargo, no había venido a hablar de vuestras edades, podéis estar tranquilos. Lo que me rondaba la cabeza son las diferentes edades o calidades de joven por las que he pasado y las que me esperan.

La primera vez que me dijeron que no era tan joven fue a los 21. ¡A los 21! Apenas había empezado a salir de casa y a conocer algo de mundo, principalmente la universidad y su sano entorno, cuando la Comunidad de Madrid (sección transportes) me dijo que ya se había acabado mi juventud y que debía dejar de usar el Abono Joven. Es claramente un motivo monetario pero al menos podrían esperar a que uno acabara la carrera, que ya habrá tiempo después para que nos expriman el sueldo mileurista al tener que pagar un abono mensual de 50 €urazos.
Otro organismo oficial que también fija el fin de la primera juventud en los 21 años parece ser el Registro Civil, ya que considera familias numerosas a aquellas en las que hay tres o más hijos pero siempre que éstos sean menores de esa edad. Sin embargo, se amplía la edad de los hijos hasta los 25 años si se demuestra que están aún estudiando.
Existen más ejemplos de esta primera juventud pero tampoco voy a enumerarlos todos.

La segunda vez que han dudado de mi juventud ha tenido que ver con los bancos. A partir de cierta edad (entre los 25 y los 30, según el banco) debes dejar de disfrutar de las versiones joven de sus productos. Amablemente y por carta, te cuentan que vas a dejar de tener ese interés un poquito mayor y/o esas ventajas o descuentos que te regalan por tener la edad que tienes.
Además de los bancos, el cambiar de primer dígito ha hecho que cambie de grupo en la bolsa de solicitantes de cara a los futuros sorteos de viviendas para jóvenes del Ayuntamiento de Alcorcón. Con un poco de mala leche podríamos decir que he entrado en el grupo de los desesperados: todavía por debajo del límite pero por encima de los verdaderamente jóvenes.

Y es que ese límite va a ser la tercera vez que me van a dejar de considerar en pleno uso de mi juventud. Todo resumido en un número: 35. ¿Existe algún sitio en el que a partir de los 35 te sigan considerando joven?

Así que ahora, en lugar de saber que te haces mayor porque ganas en sabiduría (¡JA!), resulta que lo descubres porque te van negando posibilidades y excluyendo de ciertos sitios u ofertas. O lo que es lo mismo (y parafraseando la tira de Fontdevila & Monteys para El Jueves), PARA TI NO, QUE YA NO ERES JOVEN.

Yo acabo de superar la segunda juventud. ¿Cuánto os queda a vosotros para llegar a la tercera?

Noche de Viernes (Microrrelato)

Esta mañana he conocido a la chica con la que me acosté anoche.

Y ahora el cine Avenida

Ayer se aprobó en el pleno del Ayuntamiento de Madrid el cambio de actividad del edificio que alberga el cine Avenida para que pueda convertirse en centro comercial. Y van...

Aunque la noticia del Avenida se sabía desde hace más de un año no deja de ser triste ver cómo van desapareciendo uno tras otro los grandes cines de la Gran Vía madrileña. A lo largo de los últimos diez o quince años, los cines del centro han tratado de irse reformando para intentar adaptarse a los tiempos y conseguir sobrevivir: desde los primeros tiempos en que se sustituían por multitud de salas minúsculas de pantallas del tamaño de la pared del salón de mi casa y en las que cabíamos (casualmente) los mismos que caben en mi salón, pasando por la reconversión en teatros (como el Coliseum o el Gran Vía) o por la construcción de más salas dentro/encima/debajo de las ya existentes (buenas salas en el caso del Avenida o el Roxy B, bastante malas en el caso del Palacio de la Música o el Capitol) y hasta llegar al cierre definitivo de muchos de ellos (de los que frecuentaba puedo citar Imperial, Azul, Minicines, Fuencarral...¡¡¡y mientras estaba en Calgary han cerrado el Rex!!!). En muchos casos, el nuevo local se transformaba en una tienda de ropa (y no sólo los cines, acordémonos de la tienda de Madrid Rock); en otros, en pisos que difícilmente vamos a poder adquirir; y unos pocos aún se encuentran sin finalidad aparente, cubiertos por carteles amarilleados y en donde podemos leer precios desfasados.

¿La razón de los cierres? En la mayoría es la de siempre: el dinero. Se argumenta que no hay espectadores suficientes para mantener este tipo de salas aunque mi impresión es que sí que los hay pero que, por extrañas razones que a mi entender se le escapan, prefieren abarrotarse en cualquier cine con muchas salas (ya sea de centro comercial del extrarradio o de las mismas calles Fuencarral o Montera) que ver una película en pantalla grande para disfrutar de lo que yo siempre he entendido que es la manera de ver el cine.
En realidad miento cuando digo que las razones de preferir unas salas a otras se me escapan. Ir al cine se ha convertido en algo que se hace por hacer y donde da igual la película que se vaya a ver. En una muestra de borreguez extrema, el rebaño se da cita en uno de estos macrocomplejos y entonces decide qué película va a ver. Y si no quedan entradas o los horarios no se ajustan ¡se elige otra cualquiera y no pasa nada!

Debo ser cada vez más obtuso o un ejemplar raro de persona porque antes de salir de casa ya tengo decidida la película que voy a ver y el cine y la sesión a la que voy a ir. También debo confesar que ante varias posibilidades en cuanto a la sala de proyección se refiere, elijo siempre entre un grupo de cines que sé que no me van a estropear la película, ya sea porque no estén bien insonorizados, porque los sillones sean incómodos o simplemente porque sé que el número de espectadores va a ser excesivo para mis gustos. A "los otros cines" voy si no me queda más remedio y sólo porque, por mucho que quieran, el DVD no es lo mismo que el cine.

El cine Avenida era (es) uno de esos "selectos" cines donde me encontraba a gusto. Al reformarse y construir una segunda sala en la planta superior, no sólo no había perdido esa comodidad de la que hablo, sino que la había multiplicado por dos: ¡las dos salas eran estupendas para ver cine!

Lo voy a echar mucho de menos.

Algunos enlaces con la noticia:
El País
El Mundo
20 Minutos (web en la que equivocan el nombre del cine y colocan una foto del Callao para terminar de rematarlo)