martes, julio 31, 2007

Amén

Esto mismo he pensado yo montones de veces...



Viñeta dibujada por Máximo y publicada en El País el domingo pasado (29 de julio de 2007)

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sábado, julio 28, 2007

CAPITÁN de MAR y GUERRA (P. O'Brian) y CABO TRAFALGAR (A. Pérez-Reverte)

Ya conocía la serie de novelas de Patrick O'Brian que narran las aventuras del capitán Aubrey y el doctor Maturin antes de ir a ver 'Master & Commander' (Peter Weir, 2003), pero no fue hasta después de salir del cine que decidí que quería leer, al menos, la primera de ellas.



Lo primero que tengo que admitir es que nunca me han gustado las novelas de aventuras que transcurren en el mar: me aburren y me hacen desistir sólo con ver el mar que aparece en la portada. Me producen la misma respuesta apática que Verne así que ¡imaginad lo que sería ponerme delante de 'Un capitán de quince años'!

'Capitán de mar y guerra' (subtitulado 'Una aventura de la armada inglesa', por si algún despistado aún no sabía de qué iba la cosa) es la primera de las novelas de la serie de Aubrey y Maturin y, por tanto, dedica sus primeras páginas a la presentación somera de los personajes. Aunque coinciden en su gusto por la música, ambos personajes no pueden ser más antagónicos. Como en toda aventura con dos protagonistas que se precie, uno debe ser el contrapunto del otro: frente al marino de profesión, amante de la comida, la bebida y las mujeres, se sitúa el calmado y cerebral médico y naturalista.

Dejando a un lado el primer tercio del libro, en el que las descripciones y los términos marineros podrían haber hecho que alguien con mis "prejuicios" abandonara, O'Brian consigue que haya disfrutado por igual la parte de aventura, en la que se me aceleraba el pulso con las batallas y persecuciones, y la parte de conocimiento y conversaciones entre sus dos personajes protagonistas. Y no sólo eso, sino que ¡ha conseguido que me quede con ganas de más! El segundo libro de la serie aguarda impaciente en la pila.



Sin embargo, después de leer un señor libro de aventuras (aunque sean en el mar) como es la novela de O'Brian, se me atragantó mucho (muchísimo) la lectura de 'Cabo Trafalgar', lo que perpetró Pérez-Reverte a petición de la editorial Alfaguara para celebrar el bicentenario de la batalla de Trafalgar.

Leo en la contraportada que "la combinación de rigor histórico y acción espectacular, unida a la habilidad narrativa del autor, convierten estas páginas en un clásico moderno de la literatura naval" y todavía me da la risa. La "acción espectacular" brilla por su ausencia y, aunque no dudo de la estupenda documentación del autor y de su amplio conocimiento marinero, la idea de introducir un barco que no participó en la batalla como (y cito textualmente) "privilegio del novelista" para "manipular la historia en beneficio de la ficción" no me parece el recurso adecuado para narrar la batalla. Además, hay otros privilegios del autor que tampoco me convencieron. El peor de todos ellos es, para mí, hacer que los franceses hablen en una mezcla de francés y español (acento incluido) que es ridículo. Gracias a este "privilegio del novelista", nos podemos echar unas risas a costa de la pronunciación de los franchutes que transforman, por obra y gracia de Pérez-Reverte, a Manuel Correjuevos en Manoló Coguegüevós.
Que me parto. En fin...

Resumiendo: decepción de las gordas a cargo del autor de un buen puñado de novelas más que interesantes ('El maestro de esgrima', 'La tabla de Flandes', 'El club Dumas', 'La piel del tambor') y de uno de mis libros preferidos ('Territorio Comanche').

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martes, julio 24, 2007

Transgénicos modificados informáticamente

Si es que en estos tiempos de siliconas y piensos compuestos ya no sabemos ni lo que comemos...




El día que me salgan tetas no me va a extrañar lo más mínimo.

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viernes, julio 20, 2007

Las obras, siempre las obras

No estaba pensando en Ruíz-Gallardón, lo prometo.

Ahora que se acerca el veranito (más bien habría que decir que ya se nos ha echado encima) hay que plantearse dónde ir de vacaciones. Si lo que se pretende es descansar, podéis dejar de leer ya. Si por el contrario vuestra intención es ir de visita cultural, aprended de las desgracias ajenas.
Planificas el recorrido, eliges los museos y monumentos que quieres ver y entonces te encuentras lo inevitable: LAS OBRAS.


Ejemplo 1.

Estás de visita en Washington y te apetece ver el Capitolio, ese que destrozan en toda película de extraterrestres invasores que se precie. ¿Y qué es lo que te encuentras? Obras, por supuesto... (y la inevitable banderita ondeando en cualquier lugar, aunque sea en lo alto de una grúa)



Ejemplo 2.

Sigues en Washington y ahora decides que quieres llegar hasta el monumento a Lincoln para sentarte en las escaleras, esas en las que está sentado Clint pensando y sabiendo que Rene se va a girar a mirarle, y ver desde allí las fuentes que hay hasta el Obelisco, aquellas por las que avanza la señora de Penn al descubrir que es Forrest quien está en el estrado hablando sobre la guerra de Vietnam. ¿Y qué es lo que pasa? Pues que las fuentes están también de obras y no tienen agua...





Sí, parece que las obras me persiguen allá donde voy, ya sea de congreso o de vacaciones.

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jueves, julio 12, 2007

España engorda

"España bebe, España se droga", que decían los Siniestro Total, y por lo que se lee acerca del análisis de algunos ríos parece que así es. Ahora entiendo la otra canción que dice "...pero mira como beben los peces en el río..." ¡No s'a jodío no van a beber con tanto género flotando en el río!
Pero de lo que iba a hablar hoy no es de la indiganción de Miranda de Ebro sino de otra cosa.

Estamos más gordos.

Y tengo una prueba totalmente irrefutable para justificar mi postura.
Después de esperar dos meses a que terminaran de instalar el único ascensor que funciona en el módulo III de la facultad de Medicina de la Complu, hace apenas tres semanas hemos estrenado una nueva cabina y unos nuevos marcadores futuristas que te dan la hora y hasta la temperatura (que también son ganas de saber ahora la temperatura que hace, si ya te lo puedo decir yo: ¡una jartá de caló es lo que hace!). Uno de esos nuevos marcadores es el que te advierte de que has llegado al límite de peso de la cabina y que impide que se ponga en marcha el ascensor.
La cosa es que el primer día que lo fuimos a probar nos subimos cuatro en el ascensor y ¡PIIII! pitidito y que no arranca. ¿Cómo que no arranca si siempre hemos subido cuatro en el ascensor y nunca ha pasado nada? Así que miramos el cartelito donde marca el peso máximo admitido y leemos que pone "4 personas – 320 kg". Y ahí es cuando me doy cuenta de que España ha engordado: aparte de que el ascensor nuevo no nos deja subir ahora a los cuatro que antes subíamos sin problema, la prueba irrefutable es que donde ahora pone "4 personas – 320 kg" antes ponía "4 personas – 300 kg". ¡Hemos engordado 5 kilos de media! Y eso tirando por lo bajo porque se ve por ahí cada uno...

El caso es que a mí personalmente no me afecta porque peso lo mismo que hace diez años, por lo que la cosa está bastante clara: si yo no he engordado alguien debe haberse llevado sus 5 kilos más los míos.

Así que reconócelo: ¡tú eres el que hace que en España suba la media!

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lunes, julio 09, 2007

Buscando e-books desde el Congreso

Vale que he visto cosas raras (incluso algunas muy raras de las que prometo escribir una entrada dentro de poco) en las búsquedas por las que la gente llega a este blog, pero como la del viernes pasado ninguna.



Aparte de la opinión que me pueda merecer la descarga de e-books, lo que me parece el colmo es que alguien que trabaja en el Congreso se dedique a bajarse libros por internet desde su puesto de trabajo.

Así que, aunque siempre es mejor leer libros que ser subdirector y bajarse fotografías de pornografía infantil, debe ser que el Congreso no es el Senado.

Por si vuelve de nuevo el susodicho, le dejo el enlace a la tienda de Cyberdark para comprar el libro que buscaba AQUÍ.

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sábado, julio 07, 2007

Pasaba por aquí

El calor. El verano. La alergia. El trabajo.

Pues eso, que entre unas cosas y otras estoy liado, cansado y blog-apático, pero no me he olvidado de escribir. A partir del lunes que viene retomamos la periodicidad variable pero constante de siempre.


¡Pasad un buen finde!

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