viernes, julio 20, 2007

Las obras, siempre las obras

No estaba pensando en Ruíz-Gallardón, lo prometo.

Ahora que se acerca el veranito (más bien habría que decir que ya se nos ha echado encima) hay que plantearse dónde ir de vacaciones. Si lo que se pretende es descansar, podéis dejar de leer ya. Si por el contrario vuestra intención es ir de visita cultural, aprended de las desgracias ajenas.
Planificas el recorrido, eliges los museos y monumentos que quieres ver y entonces te encuentras lo inevitable: LAS OBRAS.


Ejemplo 1.

Estás de visita en Washington y te apetece ver el Capitolio, ese que destrozan en toda película de extraterrestres invasores que se precie. ¿Y qué es lo que te encuentras? Obras, por supuesto... (y la inevitable banderita ondeando en cualquier lugar, aunque sea en lo alto de una grúa)



Ejemplo 2.

Sigues en Washington y ahora decides que quieres llegar hasta el monumento a Lincoln para sentarte en las escaleras, esas en las que está sentado Clint pensando y sabiendo que Rene se va a girar a mirarle, y ver desde allí las fuentes que hay hasta el Obelisco, aquellas por las que avanza la señora de Penn al descubrir que es Forrest quien está en el estrado hablando sobre la guerra de Vietnam. ¿Y qué es lo que pasa? Pues que las fuentes están también de obras y no tienen agua...





Sí, parece que las obras me persiguen allá donde voy, ya sea de congreso o de vacaciones.

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