viernes, agosto 31, 2007

Vacaciones

Vacación. (Del lat. vacatĭo, -ōnis)

1. f. Descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios. U. m. en pl.

2. f. Tiempo que dura la cesación del trabajo. U. m. en pl.


Y el domingo se terminan las mías.

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domingo, agosto 19, 2007

Un nuevo "meme" me manda hacer Rita, en mi vida le pondría reparos...

Un nuevo "meme" me manda hacer Rita,
en mi vida le pondría reparos;
ocho cosas dice que he de contaros
que no sepan los demás de mi vida.


(Destrozando un soneto de Lope)


Pues eso mismo, que la señorita Errantus me anima a confesaros nada menos que 8 cosas que no sepáis de mí y no sé cómo hacerlo. ¡8 cosas! Creo que me lo voy a tomar con calma y a hacerlo por entregas.


1. Me gusta pasear por Madrid. Cualquier noche o madrugada de agosto, sin prisa y con las calles vacías. El que no sea capaz de disfrutar de esto podrá decir que está en Madrid pero no vive realmente en ella.

2. Prefiero andar a coger el autobús, y el autobús al metro. A pesar de tener una parada de metro justo a la puerta de mi casa, cuando no tengo prisa prefiero coger el autobús. Aunque cuando "simplemente" me muevo por la ciudad, generalmente con prisas, el metro de Madrid es estupendo.

3. Me encanta sentarme en un parque y no hacer nada: la Plaza de Oriente, los jardines del Campo del Moro, los jardines de Sabatini, el Parque del Oeste, el Templo de Debod, el Jardín Botánico, el Retiro... y aún algún otro parque pequeñito que me guardo para mí, no queráis saberlo todo.

4. Prefiero los cines con pantalla grande, última sesión a ser posible, pero también me gusta que no haya nadie. Sin niños pequeños, sin devoradores de palomitas, sin gente que llega con la luz apagada, sin gente que se levanta nada más empiezan los títulos de crédito. Ya sé que sala grande y poco público no son compatibles si queremos que el cine siga abierto pero ¡qué le voy a hacer!


Eso es todo por hoy.

Ahora me voy a poner en práctica alguna (o todas, si se puede) de las cosas que os he confesado más arriba.

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martes, agosto 14, 2007

A esto llamo tener mano izquierda

En estos tiempos modernos en los que cualquier niño de 6 años es capaz de conducir a 200 km/h tiroteando transeuntes en algún remedo digital de ciudad norteamericana como si nada y en los que los titánicos decorados y las multitudinarias escenas de extras de las películas son enteramente creados por ordenador, bienaventurados los que aún retengan la capacidad de maravillarse ante un "simple" juego de manos, ante un truco de magia con baraja "de los de siempre". Bienaventurados por siempre los que se emocionen con cada una de las historias de René Lavand.

Mago, manco, argentino: René Lavand.

Conoced la historia del encuentro con el Cumanés, intentad descubrir el secreto de Victorio de Pardu y, finalmente, asombraos porque ¡no se puede hacer más lento!



La historia del Cumanés



La historia de Victorio de Pardu



No se puede hacer más lento

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jueves, agosto 09, 2007

Let's go home, Debbie

Ethan cabalga tras Debbie para matarla. Martin trata de impedirlo, pero Ethan le esquiva y sigue persiguiendo a Debbie hasta que ella cae y él la alcanza. Entonces Ethan baja del caballo, la recoge del suelo mientras ella encoge los brazos para tratar de protegerse y la levanta por encima de su cabeza. Justo como había hecho cinco años atrás, el día en que llegó a casa de su hermano. Pero cuando la baja, ya no hay odio en su mirada, ya no piensa en matar. Lo que vemos es cómo la acuna en sus brazos y le dice: "Vámonos a casa, Debbie".



¿Qué impulsa a Ethan a ir en busca de Debbie? Si al principio entendemos que quiere rescatar a su sobrina, más tarde hemos visto su mirada de odio hacia las muchachas blancas que crecen en poblados indios. ¿Es sólo eso, amor u odio, lo que le empuja a mantener su persecución durante años?

Hay quienes opinan que los cinco años de búsqueda transforman a Ethan, que el enfrentamiento con su oponente (que, en el fondo, no es sino alguien muy parecido a él) le hace mirarse a sí mismo y le devuelve cierta humanidad. Sin embargo, el llevar a Debbie a casa, aunque sea a una nueva casa, la de los Jorgensen, lo que hace es devolver las cosas a su sitio, volver a "ordenar" el mundo de Ethan que quedó roto con la muerte de su familia. No se puede definir a Ethan sin contraponerlo con su hermano Aaron: mientras el primero es alguien que vaga sin rumbo fijo y no tiene un hogar, el otro ha formado una familia y se dedica a criar animales y cultivar la tierra. Por tanto, aunque posiblemente enfrentados, ambos son complementarios y cada uno se define tanto por lo que tiene como por lo que le falta.
Y es que Ethan no permanecería errante si no tuviera un sitio al que volver y del que irse. Cuando los indios atacan la casa de su hermano, desaparece ese sitio y sólo el conseguir llevar a Debbie de nuevo a "casa" restablecerá su "orden" y le devolverá la tranquilidad de saber que se encuentre donde se encuentre habrá un sitio al que podrá regresar.

Cuando se vaya de nuevo, podrá seguir intentando "encontrar su corazón y su alma, buscando ahí fuera", pero mientras tanto "cabalga lejos, cabalga lejos, cabalga lejos... "



Escena final de 'Centauros del desierto' (John Ford, 1956)

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