lunes, marzo 13, 2006

11-M

Hace una hora estabas durmiendo plácidamente.
Hace media hora empezabas a enjabonarte la cara para afeitarte.
Hace apenas diez minutos estabas peleándote con el nudo de la corbata.
Hace un par de minutos has oído un dos explosiones y los cristales han crujido al temblar el suelo.
Y ahora corres hacia el tren, hacia los vagones rotos y humeantes, donde la gente se arrastra y grita.
Entras en el amasijo de hierros y plástico y comienzas a sacar personas que aún respiran, que se agarran a tí con toda la fuerza que pueden.
Por todas partes hay personas que miran con asombro sin saber lo que les ha pasado, sin saber lo que les está pasando, sin saber.
No tienes suficientes brazos, no tienes suficientes fuerzas, no tienes suficientes lágrimas.
Cuando ya no puedes más, te retiras y desapareces de la escena.

¿Qué oscuro reflejo te ha impulsado a lanzarte a la calle sin importar lo que pueda pasarte?
¿Qué compartes con todos los que te han seguido, con los que han llevado mantas, con los que han traído agua?

Cuando nos crucemos por la calle, tú mirarás al suelo sin darte importancia mientras yo sonreiré por dentro dándote las gracias y sabiendo lo que hiciste.

* * * * * *

El sábado se cumplió el segundo aniversario de los atentados de Madrid. Sirva este texto de pequeño homenaje a todos los que, en función de sus posibilidades, ayudaron ese día.

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